| Descripción |
"Las imágenes aproximan posiciones y pensamientos. Es precisamente esta cualidad de inducción la que señala que no deben ser narradas; su impronta contiene verbo. Podríamos llegar a decir que el lugar de los relatos verbales ha sido sustituido por las imágenes. Las convenciones de la representación le han permitido a Ana Laura Aláez no solo hacer suyo un relato no lineal, sino desplazar los gestos de narcisismo hacia la intriga de la autorepresentación, subrayando la inestabilidad y la fuga de toda asignación. En una trama de máscaras y segundas pieles, cada arquetipo se define a través de la negación. Como si en cada gesto se tratara de colocar a la realidad en jaque por el simple hecho de imaginar el mundo de un modo diferente. Y nada más inmediato que la fotografía para establecer toda una trinchera de la pose, del gesto y del movimiento con la que continuar desplazando estereotipos. Un lenguaje automático y veloz le permite llevar a cabo planteamientos diversos donde coloca a un sujeto escultórico protagonista en cada una de sus fotografías.
En "Mentiras II" la artista parte del cuerpo como medida y de la disciplina escultórica para continuar una reflexión formal a través de otros medios, otorgando a la fotografía cierto clima performativo. Esta concentración de categorías no se presenta como si se tratara de documentos, sino como construcciones diseñadas para ser fotografiadas. Con estos mecanismos la ficción no aparece como fantasía sino como plusvalía. Transformar una realidad frente a la cámara permite regresar al mundo desde otro lugar. Mentiras II se encuentra en esta dinámica donde la decisión de "autoeditarse" le permite dar una visión precisa de un momento concreto. El cuerpo de Ana Laura Aláez sosteniendo el peso de una boa constrictora a modo de ornamento protagoniza y comunica un acto performativo a puerta cerrada. En este espacio habitado por la vulnerabilidad, los casi dos metros de largo de la boa coronan el torso de la artista en un juego de apariencias vivas y de dominación mutua.
Pero los estereotipos se desmontan cuando leemos el título de la serie: no hay ni primera persona ni artículo, apenas una palabra encargada de reforzar posiciones sobre las experiencias. Así, todo índice de fortaleza se transforma en una página en blanco. Y el autorretrato aquí no afirma un rol, sino su modificación. Tomar lo marginal como hoja de ruta de la autobiografía permite a la artista ensayar nuevas formas de primera persona, donde la experiencia aparece como decisión y no como legado. En un universo de apropiaciones y fugas, la pose, finalmente, vuelve a ubicarse del lado de la ficción" ". (Texto de Mariano Mayer Catálogo Colección CA2M, 2010).
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